lunes, 26 de noviembre de 2012

Maceió

Maceió es la capital del estado brasileño de Alagoas, al sur de Pernambuco y al nordeste de Brasil. Está ubicada entre el oceáno Atlántico y la laguna Mundaú, de gran importancia pesquera. Su extenso litoral destaca por su belleza exuberante y está salpicado por extensos arenales, rodeados de cocoteros, manglares, pantanos, piscinas naturales, lagunas y ríos, playas de arena blanca y un mar con aguas que alternan su color entre el verde esmeralda y un intenso azul turquesa.
Autor: emarquetti
Dada la reconocida fama de disponer de las mejores playas de Brasil, decidimos realizar una excursión hasta la Playa de Gunga, un paraiso entre la laguna y el mar, situada a sólo 21 km al sur de Maceió. Primero nos dirigimos, a la barra de San Miguel. Éste es un pequeño pueblo que vive de la pesca, el coco y la caña de azúcar, con viejas casas. En su pequeño puerto hay un muelle de madera donde descansan las jangadas (balsas) de pesca y los veleros de madera que nos transportarán hasta Praia do Gunga, a unos veinte minutos de viaje por las aguas verdes del estuario del río San Miguel y de la laguna de Roteiro. Aquí las aguas son calmas porque la barra de arrecifes frena las olas.

Mientras navegamos nos cuentan la historia del galeón que se hundió a principios de 1500 al chocar contra la barra de arrecifes que está en la desembocadura al mar. "La tripulación comenzó a nadar hacia la isla, para salvar su vida, pero allí los estaban esperando los caetés, que eran caníbales; el primero al que se comieron fue al obispo". En esta zona llegaron a convivir, hacia fines del siglo XIV, caetés, tupinambás y jesuitas españoles.

Nos acercamos a la barra de arrecifes y el color del agua se va transformando. En un banco de arena clara y fina observamos como los pescadores extraen berberechos.

Llegamos a la Playa de Gunga, donde encontramos playas de río y de mar, con una arena blanca y fina, aguas cristalinas y kilómetros de cocoteros. Nos bañamos y disfrutamos de la belleza de estas playas. Tomamos agua de coco, que nos sirvió un vendedor ambulante en la misma arena, abriendo el coco con un solo golpe de machete.












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