sábado, 24 de noviembre de 2012

Colón

Colón es una importante ciudad portuaria situada en la costa caribeña del Canal de Panamá. Fue fundada en 1850 por los americanos que trabajaban en el primer ferrocarril interoceánico.
Desde el puerto de Colón, nos desplazamos hasta las Esclusas de Gatún, acceso atlántico al Canal de Panamá. Accedemos a una plataforma de observación, donde nos narran aspectos históricos y de las operaciones que se realizan en el canal. Es impresionante observar como grandes barcos, se elevan 25 m para quedar al nivel del lago Gatún y lo ajustado de la anchura libre que dejan al pasar por las esclusas.
Luego nos disponemos a realizar una excursión para visitar una aldea de indios Emberá. Desde el embarcadero del Parque Nacional del río Chagres, tomamos una pequeña canoa tradicional indígena, conducida por un indio emberá que en unos 40 minutos nos llevará a su aldea. El río Chagres, conocido como río de los lagartos, alimenta con su gran caudal al Canal de Panamá.
Los indios emberás son originarios de la región del Darien y desde 1950 ocupan los actuales asentamientos. Ataviados con sus ropas típicas y tocando su música tradicional, nos dan la bienvenida. Sus vestimentas son artesanales y los hombres utilizan un cubre-sexo que llaman guayuco. 
Se muestran afectuosos y dispuestos a enseñarnos su forma de vida, nos hablan acerca de la existencia fascinante de su cultura. Los indios no pueden trabajar ya en la tierra, la única manera de sobrevivir y comprar comida es el turismo y el comercio de su artesania y de los plátanos. No disponen de luz eléctrica. Las construcciones de viviendas las realizan sobre pilares, para protegerlas de las inundaciones de los rios. Se alimentan de pesca y caza, cultivando mucho el plátano.
Después de la presentación por parte del jefe de la aldea, nos sirven un pequeño almuerzo de pescado (tilapia) y patacones (plátanos fritos), servidos en una envoltura de hoja de plátano.
Más tarde, nos invitan a participar en sus danzas típicas indígenas que representan el amor por los animales y el medio ambiente de su mundo. También exponen sus artesanias a la venta y nos permiten caminar libremente por la aldea para ver como viven. 
Emprendemos la vuelta por el río Chagres, fascinados por la experiencia vivida. Pero el regreso en la canoa fue mucho más duro que en la ida, pues una tormenta y la lluvía nos acompañó durante el viaje por el río.

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