Procedentes de Kasane y
después de visitar el Parque Nacional de Chobe, nos dirigimos por
carretera a la frontera de Botswana con Zimbabwe. La salida de Botswana
fue rápida, pero el puesto fronterizo de Zimbabwe nos exigió mucha más
paciencia. Los trámites fronterizos duraron "exactamente" el tiempo que
tardamos en negociar la confección de unas camisas "a la carta" y su
entrega posterior en el Hotel. Hubo "total sincronización" entre los
agentes de la frontera y el vendedor de las camisas, pero al menos
pasamos el tiempo entretenidos. Estaba finalizando nuestra aventura por
África y debíamos de ocuparnos de algún pequeño souvenir.
Desde
la frontera y en menos de una hora, llegamos a la pequeña población
"hiperturística" de Victoria Falls, y en concreto a nuestro alojamiento,
el Hotel Victoria Falls, un hotel lleno de historia, de estilo
victoriano y de arquitectura colonial.
Disfrutamos
de su encanto, recorriendo los salones, pasillos, etc. llenos de
elementos decorativos que recordaban la época gloriosa del Imperio
Británico. En este lujoso hotel se han hospedado miembros de la realeza,
exploradores y viajeros de todo el mundo, para disfrutar de su
excepcional ubicación y de las máximas comodidades. Sin embargo, algunas
habitaciones requieren una urgente actualización.
El hotel cuenta con unos cuidados jardines, donde encontrar sueltos
babuinos, mangostas y facoceros, y gozar de unas inmejorables vistas en
el horizonte, con el "humo de agua" que generan las cataratas Victoria o
el puente metálico que cruza el río Zambeze, entre Zambia y Zimbabwe.
Cenar en su terraza, acompañados de danzas típicas o desayunar con un excelente y completo buffet, nos resultó muy agradable.
Muy
cerca se encuentra la estación de tren Victoria Falls, que sólo al
cerrar el Parque se anima con la gente que regresa a sus casas. Esta
histórica estación se construyó a finales del siglo XIX, cuando el
empresario y megalómano Cecil Rhodes, concibió e impulsó la conexión por
ferrocarril de las posesiones en África del Imperio Británico, mediante
una línea de norte a sur (más de 8.000 Km) que uniría El Cairo con la
Ciudad del Cabo. Pero las enormes dificultades: complejidad orográfica,
plagas de hormigas blancas, mosca tse-tse, hambrunas, etc. y además las
guerras contra holandeses, franceses y tribus locales, retrasaron el
proyecto. Al iniciarse la Segunda Guerra Mundial, el proyecto quedó
inconcluso, faltando diversos tramos en Sudán y Uganda.
Para
cruzar el río Zambeze construyeron un puente de hierro, que hoy marca
la frontera entre Zimbabwe y Zambia y que recorrimos a pie. En ese paso
fronterizo, nos encontramos una larga fila de camiones esperando cruzar,
multitud de gente y cantidad de mercancías hacinadas en la aduana.
Justo en medio del puente, hay uno de los puntos más famosos del mundo,
para hacer "puenting". Puedes realizar un salto en caída libre de unos
90 m hacia las turbulentas aguas del río Zambeze, que además suelen
estar infectadas de cocodrilos e hipopótamos. Una experiencia muy
emocionante que nosotros nos limitamos a mirar.Una
de las actividades que nos resultó muy agradable, fue realizar un
crucero al atardecer por el río Zambeze. Aún teníamos muy presente, el
reciente e inolvidable safari en barca por el río Chobe.Nos
embarcamos y de nuevo fuimos testigos de la abundancia de fauna
africana en las orillas del río: cocodrilos, familias de hipopótamos,
avifauna, . . . Una maravilla de la naturaleza.!!
Pero
el espectáculo que nos esperaba al atardecer fue extraordinario, un
enorme sol se despedía hasta el día siguiente, teñiendo el cielo con
tonalidades rojizas y reflejando su luz sobre las aguas del río Zambeze.
A la mañana siguiente, acudimos al mercado de artesanía que hay en el
mismo pueblo de Victoria Falls. Predominaban artículos de madera y de
piedra, regateamos y regateamos hasta colmar nuestros impulsos de
compra. También compramos por 1 $USA, un billete de 1 trillón de doláres
de Botswana. Circulaban como moneda legal hasta que la galopante
inflación los convirtió en artículos de souvenir.
Y por fin nos dirigimos al Parque Nacional de Victoria Falls, con la
intención de prolongar nuestra visita a las cataratas hasta el momento
del atardecer.
Se denominan Victoria, en honor a la reina Victoria de
Inglaterra y fue el explorador escocés David Livingstone (primer blanco
en verlas), quién las bautizó en 1855, aunque tradicionalmente son
conocidas como "Mosi oa Tunya" (El humo que truena). En 1989 la UNESCO
las declaró Patrimonio de la Humanidad.
Están
situadas en la frontera de Zimbabwe y Zambia, y constituyen un
impresionante salto de agua del río Zambeze, que con una amplitud de
1737 m y un inmenso caudal, se desploma de repente en un estrecho y raro
abismo.
La
caída de las aguas desde 107 m de altura, provoca un enorme estruendo y
la fuerza de la caída consigue vaporizar el agua, y formar una densa
neblina que asciende desde el fondo de la sima y que por momentos en
función del viento reinante, nos moja por completo en forma de lluvia.
Recorrimos,
por el lado de Zimbabwe, el camino que une los diferentes miradores que
se asoman al borde del precipicio y en algunos de ellos la toma de las
fotos, nos supuso calarnos por completo. Las vistas son impresionantes.
Humedecidos
por la fina lluvia, con origen en el agua del Zambeze, nos sentimos
enormemente felices al contemplar la grandeza inmensa de la naturaleza.
Siempre hemos mantenido, que cuando uno se encuentra ante tal
manifestación, los humanos tenemos que quedarnos en silencio, para
intentar percibir con la máxima agudeza de nuestros sentidos, esa
grandeza "parlante" de la naturaleza. Para rubricar nuestra feliz
experiencia, aparecieron (como no !!), numerosos y hermosos Arcos Iris.
Nuestro
último mirador del recorrido era Danger Point, uno de los lugares más
emblemáticos y desde donde uno siente que se puede asomar al vacío.
Desde
este punto contemplamos un extraordinario atardecer, que además para
nosotros representó el último de nuestro periplo por esta parte de
África.
Nuestra
última noche del viaje, la celebramos con una emotiva cena de despedida
en el restaurante "Mama África", donde degusté un buen y rico plato de
carne de cocodrilo.
Es
nuestro último día de viaje y lo vamos a aprovechar a tope. Nos
desplazamos en Van para tomar un helicóptero que sobrevolará las
espectaculares cataratas Victoria. Un vuelo muy breve, muy caro pero
totalmente recomendable. Si por tierra ya nos han causado una profunda
impresión, desde el aire las vistas son excepcionalmente espectaculares y
no se pueden describir con palabras . . .
Siempre
hemos sentido una especial atracción por visitar las cataratas,
cascadas, saltos de agua, etc. porque los consideramos uno de los
fenómenos más bellos de la naturaleza.
Haciendo un repaso de las cataratas que aparecen en este blog y que por supuesto hemos visitado, tenemos:
Yosemite (EEUU)
Bridalveil (Yosemite, EEUU)
Waipoo (Waimea Cañon, Hawai, EEUU)
Rainbow (Hilo, Hawai, EEUU)
Akaka (Hawai, EEUU)
Manawaiopuna (Kauai, Hawai. EEUU)
Wailua (Kauai, Hawai, EEUU)
McWay (California, EEUU)
Athabasca (Icefields Parkway, Canadá)
Sunwapta (Icefields Parkway, Canadá)
Weeping Wall (Icefields Parkway, Canadá)
Takakkaw (PNN Yoho, Canadá)
Salto del Chorriillo (El Chalten, Argentina)
Salto Grande (PN Torres del Paine, Chile)
Saltos del Petrohué (Chile)
Emerald Falls (Dominica)
Dark View (San Vicente)
Pagsanján (Filipinas)
. . . y las tres más populares:
Niágara (Canadá / EEUU)
Victoria (Zimbabwe / Zambia)
Iguazú (Argentina / Brasil)
También hemos visitado en Europa, todavía no incluidas en el blog, las siguientes:
Cataratas Rhin (Schaffhausen, Suiza)
Kjosfossen (Flåm, Noruega)
Plitvice (Croacia)
Dettifoss (Islandia)
Gullfoss (islandia)
Las siete hermanas (Geiranger, Noruega)
Krimmler (Salzburgo, Austria)
y por supuesto alguna más . . .
Muchos amigos nos preguntan, cuál es la más bonita . . . la respuesta es
subjetiva porque no sólo depende del "esplendor o grandeza" de la
catarata, sino de la propia experiencia personal al visitarla.
En
la entrada al Parque Nacional de las Cataratas Victoria, tuvimos
oportunidad de leer un panel informativo, en donde se comparaban las
cataratas más famosas del mundo:
Niágara: 1.203 m de longitud, 51 m de altura y un caudal medio anual de 2.407 m3/seg.
Iguazú: 2.700 m de longitud, 82 m de altura y un caudal medio anual de 1.746 m3/seg.
Victoria: 1.737 m de longitud, 107 m de altura y un caudal medio anual de 1.100 m3/seg.
Ciertamente,
se considera que la cascada más alta del mundo es el Salto del Ängel
(Venezuela) con una caída total de 979 m. aunque nosotros no la hemos
visitado.
Para
nosotros, las cataratas más bonitas han sido sin lugar a dudas . . .
Las Cataratas de Iguazú, que con sus 275 cascadas distintas, crean un
entorno paisajístico único, y que además gracias a las pasarelas
existentes, permite una gran aproximación a la naturaleza y una
experiencia inolvidable. El año 2010, las visitamos por primera vez y
quedamos profundamente impactados de su belleza, pues además en esa
ocasión, según la prensa local se alcanzó un caudal de 4 millones de
litros/seg. Si tenemos en cuenta que una piscina olímpica tiene una
capacidad de 2,5 millones de litros, nos podemos hacer mejor idea del
significado de ese caudal.
Dos años más tarde, regresamos a visitar de nuevo las Cataratas de Iguazú y la experiencia siguió siendo inolvidable. !!!
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