La Ciudad Prohibida (紫禁城) de Beijing, fue construida entre 1406 y 1420,
albergando 999 edificios en una extensión de 72 Ha. Se le considera el complejo
palaciego más grande del mundo, siendo Patrimonio de la Humanidad desde 1987 y
la propia UNESCO lo cita como el mayor conjunto de estructuras antiguas de
madera en el mundo.
El emperador Yongle, tercero de la dinastía Ming, trasladó la corte a Beijing y para simbolizar su gran poder construyó la Ciudad Prohibida, un palacio imperial para el "Hijo del Cielo", que debe producir una imagen terrenal del orden celeste. Su construcción sigue los principios del feng-shui y del taoismo. Así, el eje central del palacio es norte-sur, estando las fuerzas (yin-yang) en perfecta armonía. Por su parte, el feng-shui requiere que haya agua en el sur y un monte en el norte, pero al no estar presentes se construyen artificialmente, al sur el río de las Aguas Doradas y al norte la Colina del Carbón.
El complejo consta de un Palacio Exterior, para el uso ceremonial y oficial, y un Palacio Interior, donde vivían el emperador y la familia: el emperador en el Palacio de la Pureza Imperial en el sur (relacionado con el yang) y la emperatriz en el norte, en el Palacio de la Tranquilidad Terrenal, justo en el medio se encuentra el Salón de Unión, donde se encontraban en la noche de bodas; las concubinas vivían en los seis palacios del este.
Su construcción está llena de simbolismos. Por ejemplo, el número 9 se reserva al emperador y por tanto hay
9999 estancias en la ciudad, en los tejados imperiales hay 9 "espíritus del agua" que
los protegen como fuerzas ignífugas, 9 veces 9 tachuelas cubren las puertas
del palacio, hay 9 dragones en el muro que separa el Patio exterior de los
aposentos de la familia imperial. El color amarillo de las tejas, era reservado al emperador (nadie podía utilizarlo
bajo pena de muerte).
Nos encontramos en el extremo de la colosal (500 x 800 m) Plaza de Tiananmen, literalmente “Plaza de la Puerta del Cielo”, acceso oficial al Palacio Imperial.
Caminar por esta plaza nos conmueve y nos trae el recuerdo de grandes acontecimientos históricos. Aquí, los últimos emperadores arengaban a sus tropas y más tarde (1949) el genocida Mao Tse Tung a sus temibles Guardias Rojas, proclamando la República Popular de China y su Revolución Cultural. Lugar idóneo en el corazón de Beijing, para que el gobernante de turno, pueda autoproclamarse "emperador".
Atravesada la Puerta de Tiananmen y dos extensos vestíbulos nos encontramos ante la Puerta del Mediodía, la entrada más importante del Palacio Imperial. Cruzando esta Puerta accedemos al Patio del Río Dorado. Este riachuelo simboliza el cinturón de jade que llevaban los generales chinos y está atravesado por cinco puentes de mármol. Quedamos impresionados de los edificios que nos rodean y de los colores que sobresalen como el rojo (suerte), el amarillo (imperial) y el azul (celestial).
Hacia el norte se alza la monumental Puerta de la Suprema Armonía. Junto a la escalera nos encontramos con una leona, pues está jugando con un leoncito, mientras que los machos siempre tienen una bola (simbolizando el mundo).
Atravesada la monumental Puerta nos encontramos ya en un inmenso recinto con los tres edificios principales del Palacio Imperial Exterior, que se alzan sobre una colosal plataforma marmórea de tres niveles.
El patio es inmenso, maravilloso, sublime... Al fondo se encuentra el excelso Salón de la Suprema Armonía. Avanzamos hacia él, encontrando incensarios y calderos de bronce.
El impresionante Salón de la Suprema Armonía, con sus 30 m de altura es el más grande de todo el complejo y está construido exclusivamente con madera. Al principio, aquí el emperador recibía a sus consejeros, pero los Qing se trasladaron al Palacio Interior, por lo que este Salón se utilizó sólo con fines ceremoniales. Después de zarandear con la multitud de chinos que nos rodean, podemos conseguir una foto del Trono del Dragón.
Paseando por la gran plataforma de mármol, admiramos los magníficos detalles labrados en mármol y llegamos hasta el Salón de la Armonía Media y el Salón de la Armonía Preservada.
Atravesamos ahora la Puerta de la Pureza Celestial y nos introducimos en el Palacio Interior, una réplica a menor escala del Palacio Exterior.
Hacia el norte se alza la monumental Puerta de la Suprema Armonía. Junto a la escalera nos encontramos con una leona, pues está jugando con un leoncito, mientras que los machos siempre tienen una bola (simbolizando el mundo).
Atravesada la monumental Puerta nos encontramos ya en un inmenso recinto con los tres edificios principales del Palacio Imperial Exterior, que se alzan sobre una colosal plataforma marmórea de tres niveles.
El patio es inmenso, maravilloso, sublime... Al fondo se encuentra el excelso Salón de la Suprema Armonía. Avanzamos hacia él, encontrando incensarios y calderos de bronce.
El impresionante Salón de la Suprema Armonía, con sus 30 m de altura es el más grande de todo el complejo y está construido exclusivamente con madera. Al principio, aquí el emperador recibía a sus consejeros, pero los Qing se trasladaron al Palacio Interior, por lo que este Salón se utilizó sólo con fines ceremoniales. Después de zarandear con la multitud de chinos que nos rodean, podemos conseguir una foto del Trono del Dragón.
Paseando por la gran plataforma de mármol, admiramos los magníficos detalles labrados en mármol y llegamos hasta el Salón de la Armonía Media y el Salón de la Armonía Preservada.
Atravesamos ahora la Puerta de la Pureza Celestial y nos introducimos en el Palacio Interior, una réplica a menor escala del Palacio Exterior.
El primer pabellón que nos encontramos es el Palacio de la Pureza Celestial, lugar de
residencia privada del emperador.
Pero nuestra guía insiste en que es más interesante por mantenerse sin rehabilitación, el Palacio de la Paz Terrenal, lugar de residencia de la emperatriz, al menos durante el período Ming.
Y por último, accedemos al Jardín Imperial, encantador recinto con sus pabellones, templos, rocallas y árboles de hasta cuatrocientos años de historia. Fue precisamente aquí, donde se ahorcó el último emperador Ming, Chongzhen (1644). Una revuelta campesina había sitiado la Ciudad Prohibida y ordenó a toda su familia que se suicidara y él acabo de la misma forma, pues los manchúes acudieron a defender el sistema imperial, pero llegaron justo a tiempo para tomar el poder y fundar la última dinastía china, los Qing.
Salimos de la Ciudad Prohibida, por la Puerta de la Bravura Divina, observando al fondo la Colina de Bei Hai, formada con la tierra obtenida al construir los fosos defensivos, cumpliendo además con los principios del feng-shui.
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