Desde la ciudad de Arequipa (2.325 msnm), nos desplazamos al Valle del Colca, en un recorrido de unas cuatro horas que nos permite apreciar lentamente la mutación del paisaje, desde el oasis verde en donde se encuentra Arequipa, rodeado de un área desértica propia del desierto de Atacama hasta la pampa y los valles andinos, así como la cadena de montañas con sus numerosos volcanes, espectacular paisaje que se contempla desde el Mirador de los Andes, situado a 4.950 m de altitud.
Por el camino nos encontramos con aves migratorias, patos, alpacas, llamas y vicuñas. Las vicuñas son camélidos como las llamas y las alpacas, pero con el cuello más alargado y de color marrón, están protegidas y son muy apreciadas por su lana (600 $/Kg). Las alpacas son todas blancas y su carne se come como el cordero (doy fé de ello) y la llama puede tener otros colores y su cuello es diferente, además la llama te escupe y no se come porque están protegidas.
El río Colca nace en los Andes y cerca de Chivay aparecen en sus márgenes andenes o terrazas de cultivo con formas curvas caprichosas, configurando el denominado Valle del Colca, que tiene su punto más elevado en el volcán inactivo Ampato (6.388 msnm). Son unos 100 km de longitud, en donde se localizan 16 pueblos, descendientes de las etnias de los Collahuas y Cabanas, de quienes han heredado una rica tradición cultural, que se plasma también en la arquitectura y en las pinturas murales de sus iglesias.
Nos adentramos en un área de grandes movimientos tectónicos, con más de 80 volcanes, algunos activos como el Sabancaya, ubicado entre el macizo volcánico del Hualca Hualca y el volcán Ampato. Después de un largo recorrido por una trocha de tierra llegamos a Chivay (4.200 msnm), el pueblo más grande del valle.
Chivay tiene una pequeña Plaza de Armas, con una fuente en el centro y la iglesia. Hoy se ha convertido en el acceso turístico al Valle del Colca, aunque en la época preinca e inca su centro neurálgico era Yanque.
A la espera de que nos recoja nuestro transporte, decidimos visitar el mercadillo, que nos aporta una rica experiencia sobre la vitalidad y el colorido de estos pueblos andinos.
Por la tarde, nos trasladamos para hospedarnos a una casa familiar muy sencilla de Yanque, ubicado a 30 minutos de Chivay y una vez alojados efectuamos una pequeña caminata para llegar a las Termas de la Calera.
En un recinto junto al río, y desde un agujero entre las piedras surgen aguas olorosas, con propiedades medicinales y a una temperatura de 80ºC procedentes del Volcán Cotallaulli, que convenientemente enfriadas llegan a las piscinas a 35ºC. Estas se encuentran al aire libre, por lo que resulta muy agradable tomar un relajante baño, mientras contemplas la naturaleza que te rodea.
Al día siguiente madrugamos para desplazarnos hasta la Cruz del Cóndor. Pero antes de salir y en la propia plaza de Yanque, contemplamos la danza típica del Wititiazo, que todos los días representan los niños antes de iniciar el colegio y en honor a los visitantes que acuden a esta población.
También visitamos en la misma plaza, la Iglesia de la Inmaculada Concepción, de estilo barroco mestizo de 1690 que cuenta con retablos neoclásicos policromados y una cruz procesional de plata del siglo XVI.
A continuación, nos desplazamos por una trocha de tierra que bordea el margen izquierdo del gran Cañón del Colca. Su origen se debe a una falla geológica que durante miles de años fue erosionada por el río Colca, el más largo de la costa peruana.
El recorrido es magnífico, pues desde los miradores que encontramos, obtenemos unas vistas espectaculares del valle, con sus verdes terrazas de cultivo y el colorido variado de las aguas de sus estanques y del río.
En una pared vertical de una montaña junto al camino, de increíble acceso, vimos excavados en la roca unos enterramientos aimaras, además de colcas o graneros. Recordemos que para los aimaras este valle fue un auténtico granero, con grandes plantaciones de maíz, papas, quinua, etc.
La pendiente del camino va en aumento hasta alcanzar nuestro destino, el Mirador de la Cruz del Cóndor, lugar de uno de los avistamientos más famosos del mundo, cóndores en estado natural. Cerca de este mirador, es donde el Cañón de Colca alcanza su mayor profundidad, siendo el más profundo de la tierra, según la medición que realizó el matemático polaco Pietowski en 2005, alcanzando los 4.160 m.
El mirador es un lugar privilegiado situado a 3.287 msnm, donde se ha construido junto al precipicio un pequeño muro de piedra y una gran cruz. La panorámica que se observa es espectacular, el río Colca al fondo a una profundidad de 1.200 m, mientras que la montaña de enfrente tiene 3.100 m de altura en cuyas cumbres se ven nieves perpetuas y delante de nuestros ojos el espectáculo natural del vuelo majestuoso de los cóndores.
El cóndor andino es una ave carroñera de considerable tamaño, hasta 3 m de envergadura y muy longeva, hasta 50 años. En este lugar se levantan corrientes térmicas ascendentes de aire cálido que facilitan su elevación y vuelo, aprovechándolas pueden volar hasta alturas de 7.000 m, para luego planear por cientos de kilómetros casi sin mover las alas.
Quedamos fascinados y muy impresionados de este espectáculo natural, disfrutando plenamente de los vuelos y "danzas" que nos ofrecieron, alrededor de unos diez magníficos ejemplares.
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