Accedimos a la playa de desembarco mediante una lancha neumática y antes de bañarnos, nos dirigimos a una laguna en donde pudimos contemplar unos bellos flamencos, patos, piqueros y aves acuáticas migratorias.
Durante el paseo que realizamos, tuvimos que prestar especial atención de no pisar las dunas de arena contiguas a la vegetación, pues allí anidan las tortugas marinas.
Aunque en el mes de setiembre las aguas están frías, fue una gozada bañarse en ese mar cristalino con su playa de fina arena totalmente desierta.
Tomamos rumbo ya a Seymour Norte. Aquí, tuvimos mayores dificultades tanto en el desembarque como en el retorno, pues las aguas del Pacífico estaban muy revueltas.
La experiencia de visitar esta isla fue fantástica, pues a través de un camino de unos 2 km que cruza la isla, observamos gran cantidad de aves que anidan en ella. Desde piqueros, fragatas, gaviotas de cola bifurcada, además de lobos marinos, iguanas marinas e iguanas terrestres.
Quedamos maravillados al contemplar los arbustos llenos de fragatas con los rojos buches hinchados para atraer a las hembras. Estas aves llegan a alcanzar una envergadura de alas de 1,8 m con un peso menor de 120 gr y suelen acosar a otras aves para robarles los peces capturados.
Aunque en vuelo son silenciosas, cuando están en los nidos o cortejando a la pareja, emiten sonidos como podeis comprobar en este breve video:
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