sábado, 14 de febrero de 2015

Isabela

Isabela es la isla más grande del archipiélago y está configurada por sus seis grandes volcanes, cinco de ellos con actividad. Decidimos pasar dos noches en la isla y fue una decisión totalmente acertada.
Nos trasladamos de Puerto Ayora a Puerto Villamil, situado en el sur de la isla y con una población de unas 2000 personas. El océano estaba muy bravo y la lancha con cuatro motores fuera borda no dejaba de botar sobre las olas. Así que entre la estrechez de la lancha (sólo 16 pasajeros), el ruido de los motores, el olor del gasóleo, el mareo de alguno, y las casi 3 horas de duración, no se puede decir que fuera muy agradable.

Llegamos a la bahía de Puerto Villamil y nos encontramos con una bellísima agua azul turquesa, atracamos y recorremos a pie un km de camino sin asfaltar, para alcanzar el centro de la población. Tenemos suerte y nos alojamos en primera línea del mar, en la larga y solitaria Playa Grande y desde nuestra modesta habitación podemos oir hasta el sonido de las olas.

De inmediato tomamos la excursión a las Tintoreras. Llegamos de nuevo al muelle y nos subimos a una barca. Los lobos marinos descansan en las plataformas y se disputan los mejores lugares.

En los islotes más cercanos al muelle ya aparecen numerosos pingüinos y piqueros de patas azules.

Más adelante desembarcamos en la isla de las Tintoreras. Caminamos por un sendero marcado sobre la lava hasta el canal de las famosas tintoreras, tiburones de hábitos alimenticios nocturnos y que descansan durante el día en ese canal de aguas cristalinas y de poca profundidad. Durante la marea baja se cierra la comunicación del canal con las aguas de la bahía.

Proseguimos la caminata y llegamos a la zona de anidación de iguanas marinas. Aquí fue realmente impresionante ver la cantidad de iguanas marinas de todos los tamaños.

La jornada había sido muy intensa y sólo quedaba disfrutar de una agradable cena en una terraza de la plaza central de Puerto Villamil.
Al día siguiente como las condiciones de visibilidad no aseguraban una buena excursión al Volcán Sierra Negra, decidimos llegar hasta el Centro de Crianza de Tortugas y también al Muro de las Lágrimas.
Tomamos desde las afueras del pueblo una pasarela de madera que atravesando diferentes humedales y una exuberante vegetación, incluyendo manzanillos que producen manzanitas venenosas y que sólo las tortugas gigantes son capaces de digerir, nos conducirá hasta el Centro de Crianza.

La visita resultó interesante para conocer curiosidades sobre las tortugas gigantes, pues muestran su ciclo de vida, las diferentes subespecies y los esfuerzos por recuperar las que están en peligro de extinción.

Por la tarde, nos desplazamos hasta el Muro de las Lágrimas. En la Segunda Guerra Mundial, Isabela fue base militar de EEUU y al retirarse cuando finalizó la guerra, Ecuador instaló un penal para los presos más peligrosos. En 1946, se decidió que los presos realizaran trabajos forzosos construyendo un muro con rocas volcánicas y ello implicó grandes sufrimientos y la muerte de cientos de presos. En 1959 se cerró la cárcel.

En ese solitario y trágico escenario, encontramos una hermosa tortuga gigante que caminaba libremente y que sin ningún temor por nuestra cercana presencia enfilaba el reto de subir unas escaleras construidas en el mismo sendero. Quedamos encantados al observar que nuestra presencia no perturbaba su camino y comprobar con que facilidad subió la escalera.

El regreso a Puerto Villamil de unos 5 km de carretera asfaltada, bordeando la línea costera, nos permitió conocer lugares encantadores, como El Estero con sus manglares gigantes que conducen a un brazo de agua dulce que surgiendo de la arena llega a mezclarse con la agua procedente de la bahía.

Muy cerca, nos encontramos un túnel de lava, el Túnel del Estero y los senderos hacia la Poza Redonda y la Escondida.
En una cercana y solitaria playa encontramos zonas protegidas de anidación de iguanas marinas y aves acuáticas.

Nuestra intención era llegar hasta la Playa del Amor, pero estos "lindos" animalitos se cruzaron en nuestro único sendero y cuando nos aproximábamos nos respondían escupiendo parte de la sal ingerida a través de un orificio que poseen en la cabeza. Así que decidimos no molestar !!!

En las Pozas Verdes encontramos varios flamencos y finalmente llegamos a la Playa Grande de Puerto Villamil.

Pero nuestra despedida de Isabela no la olvidaremos jamás. Nos desplazamos a bañarnos justo en las inmediaciones del muelle y allí tuvimos la experiencia más gratificante de nuestro viaje a Galápagos, pues pasamos como dos horas bañándonos con pingüinos y jugueteando con leones marinos así como observando como las iguanas marinas salían del agua y se acercaban a nuestras toallas. Todos los animales en libertad y entusiasmados con nuestra presencia.

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