Mystery Island se encuentra a sólo 600 m de la esquina suroeste de Aneityum, la isla habitada más meridional del archipiélago de Vanuatu del Pacífico Sur. Esta pequeña isla de 1,5 km2, está deshabitada y no tiene electricidad, ni agua corriente, ni carreteras ni cobertura de telefonía. Y no la encontrarás en el mapa, ya que oficialmente se llama Inyeug.
En la década de 1850, los australianos que comerciaban en la isla más grande de Aneityum, mayoritariamente vivían en Inyeug, ya que pensaban que era más segura ante posibles ataques de caníbales. Pero a finales del siglo XIX, la población de Aneityum pasó de cerca de 4.000 a sólo 500, por causa de las enfermedades occidentales introducidas por los extranjeros. Aneityum e Inyeug se desvanecieron durante más de un siglo, hasta que en la década de 1980 el crucero Fairstar comenzó a visitar Vanuatu, desembarcando a sus pasajeros en botes salvavidas para disfrutar por un día, de esta isla de arena blanca del Pacífico Sur. Los propietarios de Fairstar, la Línea Sitmar, renombró Inyeug como Mystery Island, debido que siempre era un misterio si podían desembarcar a sus pasajeros allí, debido a lo impredecible de las condiciones del mar. Después de que Fairstar fuera vendida, P & O comenzó a visitar la isla con cruceros más grandes y ayudó a construir un muelle.
La primera impresión es sobrecogedora, no hemos tocado todavía la arena y desde el propio muelle se nos presenta un amplio horizonte de aguas cristalinas de color turquesa que bañan una playa de cocoteros y de fina y dorada arena blanca.
Parece que por fin, hemos llegado al paraíso !!! Al parecer, no somos los únicos que han disfrutado de esta joya. En 1974 la reina Isabel de Inglaterra, se dirigía a Australia desde Port Vila a bordo del Royal Yacht Brittania, y aprovechó para realizar una escala no programada en Mystery Island, para disfrutar de un picnic real improvisado en el paraíso. Y por primera vez, no tenía a nadie para saludar ...
La isla tiene una forma longitudinal y durante la Segunda Guerra Mundial, se construyó una pista de aterrizaje, que utilizaron las fuerzas aliadas. Caminamos sobre el césped de la vieja pista, que hoy día se sigue utilizando para dos vuelos semanales, que la unen con la capital Port Vila, atendiendo así las necesidades de la población de la cercana isla de Aneityum, con una orografía muy montañosa.
Cuando los cruceros llegan a la isla, viene una amistosa multitud de vecinos de Aneityum, para instalar en el centro de la isla, sus puestos de mercado y vender pareos, collares de flores, sostenes de coco, conchas, artesanía, y souvenirs.
Como en toda Melanesia, los nativos difunden su calidez, su cultura y nunca nos sentimos presionados por las compras. Algunos viajeros aprovechan la estancia para conseguir un trenzado de cabello, mientras que otros se inclinan por degustar el gran bol de sopa de caníbal !!!
Después de contratar un paseo en barca, por la laguna que forma la barrera de coral, nos dirigimos a la playa opuesta a la del desembarco, atravesando andando la isla en sólo 3 minutos.
Y llegó el momento de subir en la barca y realizar un paseo por la laguna alrededor de la Mystery Island.
Las tranquilas aguas impolutas, proporcionaban unas excelentes oportunidades para la práctica del snorkel y poder admirar la rica vida subacuática de corales y peces.
El paseo en barca, sólo tarda 30 minutos en navegar recorriendo el perímetro alrededor de la isla, pero nos permite obtener unas perspectivas diferentes de su gran hermosura.
Desde la barca también obtuvimos vistas panorámicas excelentes de la montañosa isla de Aneityum, tan cercana a Mystery Island.
Después del paseo de la barca, disfrutamos de una jornada de relax, nadando y practicando snorkel.
Y llegó la hora de embarcar de nuevo en el Noordam. Los cruceristas desaparecemos de la isla, pero observamos que los vecinos de Aneityum también tienen mucha prisa por subir a sus embarcaciones y es que siguen obsesionados por su leyenda que señala que después de la puesta del sol y con la oscuridad aparecen los fantasmas de la Mystery Island !!!
Desde el Noordam, decimos adiós a una de las playas más hermosas que hemos conocido del Pacífico Sur, un lugar mágico en donde uno puede permitirse una dulce reclusión, para disfrutar de paz y serenidad en plenitud, rodeados de un auténtico océano de belleza natural.
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