Volamos desde Sydney a Queenstown, y una vez superamos los controles de inmigración y bioseguridad nos dirigimos a recoger nuestro coche de alquiler, con el que recorreremos el siguiente itinerario, en las próximas jornadas: Queenstown – Fox Glacier (331 km), Fox Glacier – Springfield (338 km) y Springfield – Aeropuerto de Christchurch (58 km). Desde Christchurch volaremos hasta Auckland, en la isla Norte de Nueva Zelanda.
Queenstown
Debido a demoras en el viaje, llegamos a la población algo más tarde de lo previsto y nos encaminamos directamente al embarcadero del lago, dispuestos para zarpar en la última salida de la tarde, del famoso TSS Earnslaw, un auténtico icono de Queenstown.
El TSS Earnslaw tuvo su viaje inaugural el mismo año que el Titanic (1912) y con sus 48 m de eslora, fue el mayor barco del lago, transportando pasajeros, ovejas, vacas, correo y provisiones de todo tipo. La Real Journeys comenzó su restauración en 1968, conservando su estado original con decoración interior en madera y cobre y manteniendo su propulsión como buque de vapor a carbón, único en funcionamiento en el hemisferio sur. Conocido como “La dama del lago”, después de 100 años sigue proporcionando un vínculo de transporte entre las comunidades agrícolas y ganaderas aisladas, de alrededor del lago.
El tiempo estaba muy variable, muy propio de la alta montaña, incluso llovía a pequeños intervalos y mientras degustábamos un refrigerio cruzamos el lago hasta la Walter Peak High Country Farm.
De cuando en cuando, oíamos como introducían palas de carbón para seguir alimentando de vapor, al motor del barco. Hasta el famoso compositor Ron Goodwin, compuso una pieza musical inspirada en el ritmo de sus motores. También supimos que el TSS Earslaw había aparecido en varias películas, incluyendo la de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal (2008).
Nuestra experiencia del crucero por el lago Wakatipu fue muy satisfactoria, no sólo por viajar en tan histórico barco, sino también por poder admirar las maravillas naturales que rodean este hermoso lago.
Como se aproximaba el atardecer, quisimos obtener una diferente perspectiva del entorno natural donde nos encontrábamos, pasando ahora del nivel del lago, a la altura que ofrece la Queenstown Hill. Para ello, subimos al teleférico Skyline Gondola, que en unos minutos nos dejó en la cumbre y desde allí disfrutamos de una hermosa vista panorámica de Queenstown y el lago Wakatipu.
Queenstown, recibió a los primeros europeos alrededor de 1850, pero en 1862 dos criadores de ovejas encontraron oro y, en menos de un año, la población se multiplicó por miles. La leyenda cuenta, que los británicos debido a la belleza del pasaje y a su próspero desarrollo, consideraron que el enclave era merecedor de una reina y de ahí su nombre. Pero en el año 1900, se agotó el oro y la población quedó reducida a 190 habitantes. Más tarde sobre el año 1950, se orientó como lugar de veraneo y ahora mismo, pudimos comprobar que es uno de los principales destinos turísticos del país.
Queenstown, situada en la región de Central Otago, en una privilegiada ubicación entre imponentes cordilleras, es reconocida como la capital neozelandesa de los deportes al aire libre. Aquí fue donde se inventó el "bungy jumping" y se saltó por primera vez (1988) desde el histórico puente de Kawarau. El espectacular paisaje de lagos y montañas, sin duda, invita a toda clase de aventuras y actividades (esquí, paracaidismo, moto de agua, rafting, trecking, caballos, ...). De igual modo, muchos de sus hermosos lugares han sido escenario en "El Señor de los Anillos".
Queenstown - Wanaka - Haast - Fox Glacier (331 km)
El día siguiente, iniciamos nuestro recorrido hacia Wanaka (78 km), a través de la Crown Range Road, que es la ruta principal más alta (1.121 m) de Nueva Zelanda. La cordillera Crown se encuentra entre Queenstown y Wanaka, y la ruta citada zigzaguea hasta Crown Terrace, y más tarde cruza una meseta de tierra de cultivo y desciende por el valle Cardrona. Un recorrido que nos deja impresionados por la belleza de su paisaje.
Llegamos a Wanaka, situada en el extremo sur del lago, uno de los destinos preferidos de vacaciones. El día se presenta primaveral y soleado, con unas temperaturas muy agradables, mucho mejor que en Queenstown y observamos como las familias disfrutan del lago y del pueblo. Nos parece una población muy pintoresca y tranquila, por lo que decidimos realizar un paseo por el borde del lago.
Las cumbres nevadas alrededor del lago, embellecen este magnífico escenario natural y lo hacen ideal para la práctica de todo tipo de actividades, desde navegar, pescar, kayak, esquí acuático, senderismo y en invierno esquiar en sus pistas de esquí. También se obtienen impresionantes vistas, si se realizan paseos por el cercano Mount Aspiring NP. Pero nosotros, queriamos fotografiar el maravilloso y famoso "Árbol de Wanaka", que crece de forma insólita en medio del lago. Sorprendente !!!
Después de comer en Wanaka, circulamos en dirección oeste por un trayecto sinuoso bordeando los hermosos lagos de Wanaka y Hawea, entre grandes y verdes praderas que alimentan el ganado. Posteriormente, la carretera atraviesa las montañas alpinas por el desfiladero de Haast (500 msnm), para alcanzar la línea de mar de la Costa Oeste, a la altura de la población de Haast. El paso por el desfiladero suelen cerrarlo por la noche y el coche hay que llevarlo lleno de combustible, pues no hay gasolineras entre Makaroha y Haast (80 km) ni entre Haast y Fox Glacier (120 km).
El tiempo se complicó y empezó a llover, mientras disfrutábamos de una gran variedad de paisajes, desde el alpino con inhóspitas y abruptas montañas, hasta el bosque subtropical húmedo, con vegetación exuberante y enormes helechos. Nos adentramos en la auténtica Costa Oeste, la región más salvaje de Nueva Zelanda, en donde las montañas alpinas llegan prácticamente a la línea de la costa y los glaciares se juntan con selvas subtropicales. También existen numerosas cataratas que descienden de las montañas entre la frondosa vegetación. Por su especial dureza, está muy despoblada sin contar que más del 70% de la población del país (sólo 4,5 millones) vive en la isla norte. Es más fácil encontrar un kea (loro de montaña), que encontrar a un humano.
Una parada en el trayecto, que mereció mucho la pena, fue para visitar las Blue Pools, un río de aguas cristalinas con un increíble color azul. Se toma un camino fácil (15 minutos) y se atraviesa un puente colgante hasta llegar a las Blue Pools. Seguía lloviendo y la temperatura bajaba, pero de inmediato un visitante se quitó la ropa y se precipitó al agua para refrescarse !!
Más adelante, también paramos en un aparcamiento de la carretera, para visitar la Thunder Creek Falls, una preciosa cascada de 96 m de altura y que para acceder a ella se pasa por una vegetación muy exuberante.
Atravesamos el río Haast y repostamos combustible en la gasolinera del pueblo, porque el viaje hasta Fox Glacier es largo (120 km). Ya hemos llegado a la línea de costa y sigue lloviendo. Desde Haast empieza a cambiar el paisaje, la costa está llena de acantilados y playas infinitas pero rocosas y con fuertes olas, propias de un mar bravo. Finalmente llegamos a Fox Glacier y nos hospedamos en un motel bien situado, pero sigue lloviendo y en la habitación la calefacción está a toda marcha. Cenamos en un restaurante del pueblo y la camarera argentina nos recomendó realizar un paseo muy próximo, en búsqueda de las luces de las luciérnagas. Y así lo hicimos, experimentando la emoción propia de su descubrimiento.
Fox Glacier - Hokitika - Arthur's Pass - Springfield (338 km)
Nos despertamos y comprobamos que la lluvia no cesa, por lo que decidimos desayunar en el Matheson Café, a 6 km del pueblo de Fox Glacier, en un lugar idílico para contemplar el Lago Matheson o Mirror Lake. El tiempo no cambia, más bien se intensifica la lluvia, pero aun así decidimos caminar por el sendero que discurre por el bosque subtropical que rodea el lago, increíble y apenas a 30 km del Glaciar Fox. Una lástima que el cielo esté encapotado, pues cuando está despejado se obtienen unas maravillosas imágenes del Mirror Lake, con el reflejo de los árboles y la impresionante vista de la cumbre nevada del Cook Aoraki o Monte Cook (3.724 msnm), la montaña más alta de toda Nueva Zelanda.
La tormenta se recrudece y la visibilidad disminuye y es el momento de plantearnos visitar el Glaciar Fox o bien seguir la ruta de más de 300 km hasta nuestro próximo alojamiento. El Glaciar Fox tiene 13 km de longitud y es alimentado por cuatro glaciares alpinos, que reciben unos 30 m de nieve cada año, cayendo en picado unos 2.600 m desde lo alto de los Alpes del Sur, para adentrarse en los valles, y ser accesible a tan sólo 250 msnm. Su nombre proviene del ex-primer ministro William Fox (1869-1872). Pero el derretimiento de la superficie por el cambio climático, hace que desde el mirador no sea nada espectacular, sobre todo si has tenido la oportunidad de contemplar los glaciares de Alaska, Canadá o de los Andes. Así que con el tiempo y sobre todo la visibilidad que teníamos, lo mejor era proseguir con nuestra ruta.
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Después de comer en una agradable pizzería, deambulamos por la playa llena de riscos y con olas que rompían con fuerza. Observamos que con los restos de la madera depositada por el mar, habían realizado curiosas estructuras artísticas.
Salimos de Hokitika y nos desviamos hacia el este en dirección a Arthur’s Pass, por una carretera irregular que mezcla curvas, vistas y rectas, pero con muy pocas aldeas y algunas granjas. El Arthur's Pass es el paso más alto (739 msnm) y espectacular de los Alpes del Sur, siendo una gran obra de ingeniería civil por sus viaductos y puentes. La ruta ya era utilizada originalmente por las tribus maoríes, para cruzar a la costa oeste en búsqueda del pounamu (jade). Este enclave divide el paisaje en dos caras bien diferentes, en el lado oriental encontramos ríos llenos de guijarros y bosques de hayas, mientras que en el lado occidental, bosques subtropicales con ríos de cauce profundo.
Pasamos por el pequeño pueblo de Arthur's Pass, que fue originalmente el campamento de !os trabajadores encargados de construir la carretera en 1865-1866. Más tarde, en 1908 se comenzó la construcción de un túnel de 8 km para que pasase el ferrocarril de Otira, una hazaña épica de la ingeniería que costó 10 años para que los dos extremos se encontrasen y otros 5 para que el tren lo recorriese.
Descendiendo por la carretera descubrimos la famosa cascada Devil's Punchbowl Falls (130 m) y cuando entramos al aparcamiento dispuestos a acercarnos a la misma, la tormenta de lluvia que nos perseguía se avivó de nuevo, por lo que desistimos.
Seguimos descendiendo y penetrando en la región de Canterbury y el paisaje que nos acompaña sigue siendo espectacular, pero ahora la tormenta deja paso a la luz del sol que ilumina las imponentes cumbres que nos rodean.
Paramos en Cave Stream Scenic Reserve, una cueva de un kilómetro pero que para recorrerla se requiere un equipo adecuado pues contiene un elevado nivel del agua. Pero aquí tuvimos la fortuna que nos sonriera un espléndido arco iris.
También pasamos por Castle Hill, una bella formación de roca caliza entre un extenso manto verde, con un gran significado histórico para los maoríes, que la utilizaban en su ruta para llegar a la Costa Oeste.
Finalmente llegamos a nuestro destino de hoy, la población de Springfield, un pueblecito tan tranquilo que a las 6 de la tarde nos fue imposible repostar combustible ni encontrar restaurante abierto. Así que no fuimos directos al motel.
Lo que no nos pudimos perder, es fotografiar el enorme donut gigante que hay en el centro y que tanto le gusta a Homer Simpson !!!
Springfield - Aeropuerto de Christchurch (64 km)
A la mañana siguiente, avanzamos rápidamente por las llanuras de Canterbury, hasta llegar al Aeropuerto de Christchurch, donde dejamos nuestro coche de alquiler y tomamos el vuelo con destino a Auckland, en la isla norte de Nueva Zelanda.
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