Melbourne está situada en la desembocadura del río Yarra y se le conoce como la Ciudad del Jardín de Australia. El río Yarra, se nos presenta ante nuestros ojos de color marrón por los sedimentos que arrastra, pero la ciudad exhibe con generosidad desde edificios coloniales del siglo XIX, construidos durante la fiebre del oro, hasta grandes rascacielos modernos en su propio centro urbano. Pero eso sí, en su diseño urbanístico destaca especialmente la abundancia de jardines y parques, así como avenidas bien pobladas de árboles. Entre ellos, podemos destacar los exuberantes Jardines Fitzroy, el oasis de paz alrededor del lago de Albert Park y el colorido de los Reales Jardines Botánicos.
Nuestro primer destino fue el Queen Victoria Market, inaugurado en 1878. El día apareció nublado, pero el mercado presentaba un buen ambiente y pudimos comprobar como la población local se siente muy orgullosa de esta institución. Al observar que los precios eran razonables, también nosotros nos inclinamos ante las compras y adquirimos souvenirs para los familiares y amigos.
A continuación nos desplazamos hasta el Museo de Melbourne, ubicado en los Jardines Carlton, enfrente del colosal Royal Exhibition Building, una de las edificaciones más antiguas de la ciudad y que fue construida con motivo de la Gran Exposición de 1880, y que posteriormente albergó el Parlamento de la Commonwealth.
El Museo de Melbourne es muy interesante, con extensas y detalladas exposiciones permanentes y otras temporales. Nuestro recorrido incluyó desde la historia de los primeros pueblos de Victoria (Voces Koori), la evolución urbanística de la ciudad, la exhibición de la fauna y flora de Victoria (Galería del Bosque), la divulgación de cómo funciona tu cuerpo (Mind and Body) y la geología y biología de la Tierra (Science and Life).
Como teníamos pocas posibilidades en nuestro viaje por Australia y Nueva Zelanda, de observar en vivo y en directo a dos animales autóctonos y a la vez muy emblemáticos, decidimos fotografiar al ornitorrinco y al kiwi.
Como el Valle del Yarra, es una región vitivinícola mundialmente conocida, comprendiendo más de 55 bodegas, produciendo excepcionales vinos Sauvignon blanc, Chardonnay, Pinot noir, Shiraz y Cabernet Sauvignon, nos apuntamos a comer en una reconocida bodega y efectuar una cata de vinos. Una experiencia que no repetiríamos, no por la calidad de la comida sino porque la cata de vinos la presentaron después del café. !!!
Al regreso, contemplamos la Catedral de San Patricio, terminada en 1939, tras más de 70 años de construcción y consagrada al patrón de Irlanda, por ser lugar de culto para la población católica irlandesa de Melbourne. Un magnífico ejemplo de arquitectura de estilo neogótico, que presenta una tonalidad oscura debido al basalto de la región utilizado en su construcción. La fachada cuenta con una aguja central que se eleva a 105 m de altura y todo el edificio está embellecido con gárgolas y estatuas.
En el planeamiento urbanístico de Melboune, destaca la amplitud de sus calles, facilitando el transporte de mercancías, pero la población local prefería pequeñas callejuelas por las que pasear sin tránsito y de ahí nacieron los "lanes" o callejones. Precisamente muchos de ellos presentan grandes graffitis y la mayoría reunen interesantes restaurantes, cafés y pastelerías, pubs, galerías de arte, . . .
También otro rasgo particular y característico de Melbourne es la utilización generalizada del tranvía como transporte público.
Nos despedimos de Melbourne, mientras recorremos el Paseo Marítimo del Southbank, disfrutando de las vistas de los rascacielos del distrito financiero y de los edificios que aparecen junto el río Yarra, con una especial mención al puente y a la galardonada estructura moderna del Centro de Convenciones y Exposiciones, mientras el atardecer aparece en el horizonte de la ciudad.
Melbourne nos ha dejado una buena impresión. pero lamentamos el corto tiempo que hemos tenido para disfrutarla.
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