Autor: Marianocecowski |
Salimos temprano de nuestro hotel en El Calafate, para embarcarnos en el Puerto de Punta Bandera, a unos 50 Km, en un moderno catamarán. Nos acomodamos en los asientos y empezamos la navegación por el Brazo Norte del lago. Salimos al exterior para tomar fotografías y quedamos admirados del color azul de sus aguas, resultado de las partículas que lleva en suspensión. Llegamos a un brazo más estrecho del lago, que recibe el nombre de "Boca del Diablo", muy temido por el oleaje que levanta un viento encajonado y furioso.
A lo lejos se vislumbran los primeros icebérgs o témpanos de hielo, procedentes del Glaciar Upsala, muchos kilómetros más al norte. Los témpanos a cada hora del día presentan una fisonomía, posición y color diferente. Dejamos a la izquierda el Glaciar Spegazzini, que es el más alto, con paredes de hielo de hasta 120 m de altura, una superficie de 66 km2 y una anchura de 1,5 km.
Seguimos navegando hacia el norte, pero el calentamiento global produjo hace unos dos años grandes desprendimientos de hielo del Glaciar Upsala, impidiendo la navegación hasta su parte frontal así como a la Bahía Onelli. Llegamos pues a la entrada del Brazo Upsala y al contemplar el imponente paisaje que nos rodea quedamos maravillados. El Glaciar Upsala es todo un gigante, con sus 50 km de largo y 10 km de ancho. En su superficie cabe tres veces la ciudad de Buenos Aires.
El día anterior habíamos quedados impresionados del Glaciar Perito Moreno, pero no podíamos imaginar que la naturaleza nos tenía reservado un espectáculo de contemplación tan increíble, como navegar en silencio sorteando numerosos témpanos de hielo de proporciones enormes, con formas esculturales insólitas y de un color azul turquesa fantástico.
Más tarde nos dirigimos hacia el este, al Canal Cristina donde tenemos el punto de desembarque para visitar la Estancia Cristina, donde almorzamos y visitamos el antiguo Galpón de Esquila, ahora Museo Costumbrista. Allí un amable guía nos explicó la historia de los pioneros que fundaron la Estancia Cristina. J. P. Masters llegó con su familia desde Inglaterra, a principios del siglo XX y como el Gobierno Argentino incentivaba generosamente la repoblación de la Patagonia, se estableció en ese lugar tan insólito e incomunicado a días de distancia del punto habitado más cercano. Su audacia e ingenio así como los buenos precios de la lana patagónica fueron fundamentales para la supervivencia de toda la familia. La Estancia de 22.000 hectáreas recibió el nombre de "Cristina" en honor a su hija.
Llegado nuestro turno, nos subimos en unos vehículos 4x4 para recorrer unos 10 km ascendiendo por un camino de montaña y luego realizar una pequeña caminata sobre terreno de erosión glaciaria, hasta alcanzar el mirador del Glaciar Upsala, donde rodeados de la naturaleza más virgen, obtenemos una impresionante perspectiva de este enorme glaciar, el Lago Guillermo, el Campo de Hielo Patagónico Sur y la Cordillera de los Andes.
A primera hora de la tarde, embarcamos de nuevo en la Estancia Cristina, para iniciar el regreso a El Calafate. Fue un día muy intenso, repleto de emociones inolvidables por la oportunidad de haber contemplado parajes de belleza inmaculada y de soledad extrema.
Hicimos con mi esposo este mismo recorrido y fue una experiencia maravillosa.Para recomendar
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