viernes, 27 de enero de 2017

Dunedin

Dunedin se encuentra situada en la bahía de Otago, un largo entrante del Océano Pacífico que más bien parece un fiordo. El puerto y las colinas alrededor de Dunedin son los restos de un volcán extinguido. Gracias al descubrimiento del oro, su población creció muy rápidamente llegando a ser la ciudad mas grande de Nueva Zelanda, alrededor del año 1900, pero actualmente sólo tiene 120.000 habitantes, siendo la segunda ciudad más grande de la Isla Sur, después de Christchurch.
Nuestro barco, el Noordam atracó en Port Chalmers, a unos diez kilómetros al norte de Dunedin. Nuestra intención era realizar una recorrido por la Península de Otago, una de las mejores regiones de fauna y naturaleza del país. En el mismo puerto, recogemos el coche de alquiler que previamente hemos reservado y nos dirigimos hacia Dunedin, con el objetivo de visitar primero la Península de Otago.

El día estaba bastante nublado, amenazando lluvia. La carretera bordea la bahía de Otago y cuando dejamos Otago Harbour, nos adentramos en la península por la parte sur. Nos dirigimos en primer lugar, a la hermosa playa de Ocean Grove, también conocida como Tomahawk. Se trata de un suburbio residencial semi-rural de la ciudad de Dunedin y a sólo 6 km, que cuenta con una laguna que es reserva de vida silvestre. El nombre de Tomahawk, no hace referencia a ningún misil ni arma, más bien procede de la expresión maorí "tomo haka" (danza por una tumba)

Más adelante, llegamos a Sandfly Beach y nos enfrentamos a una fuerte tormenta de viento y arena. Descendemos desde el aparcamiento a la playa, por un camino rodeado de pequeñas dunas de arena. En ocasiones, se pueden observar leones marinos y pingüinos en esta playa, pero nosotros no tuvimos suerte.


Nuestro siguiente objetivo era The Chasms y Lover's Leap, dos lugares impresionantes en el borde de un increíble acantilado de 200 m de altura. Sin embargo, la lluvia nos impidió culminar esa caminata y nos tuvimos que conformar con las espléndidas vistas panorámicas de las bahías y playas de la zona, como la de Allan’s Beach.



Precisamente, detrás de Allan's Beach, aparece un área de humedales y pantanos, denominada Hoopers Inlet y que se convierte en el hogar para muchas especies de flora y aves.



Rodeamos Hoopers Inlet y nos dirigimos en dirección norte hacia la Highcliff Road, que pasa por la zona más alta de la península, ofreciendo espectaculares vistas del mar y de las verdes praderas con sus correspondientes rebaños.





Continuamos por Harrington Point Road hasta Pilots Beach, una pequeña cala cercana al Royal Albatross Centre. En este lugar tuvimos la suerte de observar leones marinos en una pequeña reserva, pero al parecer los pingüinos azules habían abandonado el lugar.




Muy próximo a esta playa,
en el cabo de Taiaroa, en la entrada de la bahía de Otago, se encuentra el Royal Albatross Centre, hogar de la única colonia de albatros reales blanquinegros del mundo. Durante el periodo de anidación, los guías llevan a los visitantes hasta un observatorio, desde el que puede verse a las aves construyendo sus nidos. Nosotros nos conformamos con observar el vuelo de algunas de estas grandiosas aves marinas.

Iniciamos el regreso hacia Dunedin por la misma carretera, pasando por los pintorescos pueblos de Portobello o Macandrew Bay.

Llegados a Dunedin, nos disponemos a visitar la famosa
Estación de Tren, un imponente edificio de estilo victoriano con torre del reloj incluida, y con una preciosa decoración interior, de forma que todo el conjunto nos recuerda la gran importancia que tuvo esta ciudad, como núcleo ferroviario.

El nombre de Dunedin, al parecer procede del término escocés, Dùn Èideann, y además la ciudad presenta muchas similitudes con la escocesa Edimburgo, pues ya el topógrafo inglés que planeó su urbanización, tomó como referencia el admirado distrito de New Town de Edimburgo. El centro de la ciudad es la plaza octogonal conocida como The Octagon, presidida por la estatua del poeta escocés Robert Burns, la Catedral de Saint Paul y el edificio de estilo victoriano que acoge al Ayuntamiento.



Una joya arquitectónica es la First Church of Otago, una iglesia de estilo gótico-anglosajón de mediados del siglo XIX, dominada por su espectacular torre multi-pináculo coronada por una aguja singular que sube a 56 m y le da una ilusión de altura aún mayor. Es la principal iglesia presbiteriana de la ciudad y está considerada como la más impresionante de las iglesias del siglo XIX de Nueva Zelanda.


Regresamos a Port Chalmers, con la sensación de haber aprovechado muy bien la jornada, en un día que la climatología nos ha sido adversa. Sin embargo, la Península de Otago nos ha encantado por su belleza natural con espectaculares paisajes costeros y su increíble vida salvaje.

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