domingo, 18 de octubre de 2015

Reserva bosquimana Nyae Nyae

Desde la ciudad histórica de Tsumeb, localizada muy cerca de la salida este del P.N. de Etosha, iniciamos un nuevo trayecto en camión hacia el este de Namibia, con destino a la Reserva bosquimana de Nyae Nyae.
Nuestra primera parada al sur de Tsumeb, fue para contemplar el meteorito Hoba, el más grande de la Tierra y la masa natural de hierro más grande que se conoce (66 Tm). Fue descubierto en 1920 y no se ha movido del punto en donde impactó hace 80.000 años.
Después de un largo recorrido en camión, llegamos al área de Conservación Nyae Nyae, de unos 9.000 Km2 y en el límite por el este con Botswana, y en la que habitan 2.300 bosquimanos del grupo étnico Ju/'hoansi. Es el área de Conservación más grande de Namibia y su origen es anterior a la propia independencia del país, siendo su objetivo principal el facilitar el desarrollo de comunidades desfavorecidas históricamente y no integradas socialmente.
Nos encontramos en un paisaje de llanuras cubiertas de arena, salpicado de bosque bajo y de matorrales. Accedemos al Tented Camp, situado junto a un poblado de bosquimanos, caminando por un sendero, dado que el camión no puede llegar hasta su entrada. Dejamos nuestras bolsas en el interior de la tienda y cuando me asomo al exterior para contemplar el paisaje, me quedo alucinado al observar un enorme elefante que se está dando una refrescante ducha, a sólo unos metros de nosotros. De inmediato, tengo curiosidad por comprobar que tipo de medidas de seguridad van a impedir que ese "animalito" pudiera perturbar nuestra noche en la tienda. Busco y sólo encuentro una pequeña zanja en la arena, para evitar que el elefante llegue hasta nuestra tienda. Algo intranquilo, me retiro a descansar. Por fortuna, la noche fue plácida.
Al día siguiente, nos disponemos a realizar una caminata con una familia de bosquimanos que nos conducirán hasta su aldea, para conocer sus tradiciones y sus creencias, siendo
descendientes de la etnia más antigua del mundo y los últimos representantes de una cultura casi extinta.

Los bosquimanos, según los últimos estudios genéticos, son descendientes de los primeros humanos modernos, que evolucionaron en el sur de África hace más de 100.000 años, siendo incluso anteriores a la aparición de la población negra africana y mucho antes de que los humanos modernos migraran fuera de África (60.000 años) y colonizaran el resto del mundo. Llegaron a ocupar extensos territorios, pero hace 1500 años fueron desplazados por los bantúes y en los últimos siglos han sufrido una extinción intensa y sostenida debido a la presión de los colonializadores europeos. 
Hoy en día, su población se ha reducido a unos 100.000 bosquimanos distribuidos entre Botswana, Namibia, Angola y Sudáfrica.
La denominación bosquimano, procede de los colonos holandeses: boschjesman, "hombre del bosque". También son llamados como pueblo san y hablan diferentes lenguas-clic de la familia joisana, caracterizadas por la utilización de chasquidos como fonemas para comunicarse, existiendo hasta 80 tipos diferentes y son de uso muy frecuente, pues hasta el 70% de sus palabras comienzan con un chasquido.


Su forma de vida, antiguo pueblo nómada cazador-recolector, la desarrollaban en un excelente ejercicio de equilibrio con la naturaleza que les rodeaba. Viajaban en pequeños grupos familiares sin jerarquía y sin fronteras, pero casi siempre han sido sometidos y expulsados de sus tierras más fértiles. Hoy en día, se ven obligados a modificar su forma de vida más tradicional, adaptándose a un estilo más sedentario. Tan sólo un tercio de la población, sigue viviendo de forma tradicional, la mayoría ha emigrado a los pueblos vecinos. 

Por el camino, nos enseñan sus habilidades para conseguir prender fuego con los elementos más tradicionales, pequeños troncos de madera que frotan intensamente y paja seca para prender. También nos muestran sus artes de caza, realizando una trampa para las aves.


Son cazadores de técnicas y costumbres milenarias, cazan con arcos y flechas envenenadas que construyen ellos mimos y son reconocidos por su gran puntería. Pero ahora, esa actividad sólo la tienen permitida dentro de su área de Conservación. También pastorean pequeños rebaños familiares y realizan artesanías exquisitas e incluso intentan el desarrollo sostenible del turismo.
Y llegamos a la aldea donde viven en comunidad, construyendo sus propias cabañas con ramas, que cubren con pieles de animales. Se agrupan en pequeños clanes basados en relaciones de parentesco.
Disponen de una escasa organización política formal, sin existir reyes o jefes hereditarios. Son monógamos y muy solidarios ante la escasez de comida. Los bosquimanos creen que las enfermedades son producidas por los espíritus de sus antepasados y por ello celebran danzas y rituales curativos, guiados por los chamanes y en los que participa toda la comunidad.
Tuvimos la gran oportunidad de conocer algunos rasgos todavía vivos de su cultura milenaria: un alegre juego entre mujeres formando un corro y pasándose un fruto a modo de pelota y evitando su caída al suelo.

Elaboración de la comida tradicional:

Danzas tradicionales que forman parte de rituales ancestrales y en las que participan cantando la mayoría de la población y por supuesto sus líderes:




Como siempre, la aproximación a los niños fue enternecedora por su alegría, sus juegos y sus sonrisas



La visita finalizó con un hermoso atardecer como colofón de nuestra estancia en Namibia. En efecto, al día siguiente abandonaríamos Namibia para entrar en Botswana, y en nuestra mente no dejaban de aparecer y agolparse una enorme cantidad de imágenes de los momentos inolvidables que habíamos vivido en ese maravilloso país.

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